Es indudable que enseñar es un arte, es un arte, porque requiere de permanente creación. Enseñar sin espíritu creador conduce al fracaso. Y, es permanente creación porque las horas en el aula no se repiten, al igual que para todos los docentes cada año lectivo es una nueva experiencia, porque nunca es idéntico al anterior. Porque cambian los factores que intervienen en el proceso educativo, por lo tanto, jamás se puede repetir la misma experiencia vivida.
Crear un clima de convivencia escolar óptima para un aprendizaje productivo, es algo que se vió reflejado en cada una de las experiencias vividas, y se comprobó que el comportamiento del profesor no es el único factor que influye en la creación de un clima afectivo favorable adecuado, sin embargo, es uno de los centrales. El profesor busca y crea estrategias para que los alumnos perciban la sala de clases como un sitio seguro y cómodo y las tareas de aprendizaje como algo desafiante, valioso y comprensible. Normalmente el alumno suele estar más preocupados de cómo se va a sentir en la clase y qué se espera de él, que de los contenidos que va a aprender.
Luego de terminada nuestras prácticas reflexionamos sobre la importancia de la voz en el docente, debemos admitir que es cierto, la voz es la principal herramienta del educador. Sin esta poderosa arma comunicacional la labor del docente se vería afectada, debido a que el aprendizaje se transmite básicamente a través de la vía oral. Asimismo, todo educador debe estar consciente de la importancia de su voz y debe preocuparse por cuidarla y no esforzarla dentro de un aula de clases. Por ejemplo, en ocasiones los docentes tienden a gritar para poder llamar la atención de sus alumnos y así mantener el dominio de la sala, pero no se dan cuenta del grave error que están cometiendo, ya que su principal fuente de comunicación se deteriora poco a poco a medida que se abusa de ella. Para evitar lo señalado anteriormente consideramos necesario utilizar otras medidas y técnicas para lograr tener el absoluto control del grupo sin necesidad de dañar la voz. También cabe comentar que cuando realizamos un discurso no sólo estamos haciendo uso de nuestra voz sino también de nuestra expresión corporal. En el momento que hablamos nuestra voz y nuestro cuerpo se convierten en un todo para comunicar un mensaje. De este modo, al hablar debemos estar pendiente no sólo de nuestra voz, sino también de nuestro cuerpo.
El desarrollo del rol docente puesto en práctica durante estos días, a medida del tiempo se ha ido capacitando a través de las experiencias, tanto en lo cognoscitivo como en lo emocional, ya que uno intentaba poner en práctica todos los conocimientos adquiridos en clases, tanto así como buscar los hechos concretos como la indagación en la metodología utilizada por cada profesor, observando si el ambiente era o no el adecuado para la buena participación e interacción de los niños, y así llegar a cabo sus roles dentro del contexto, pero era difícil cumplir con todo esto, creo que en cierta manera se dio de forma natural, pero siempre manteniendo en consideración lo antes ya revisado .
